EL NIÑO DE LAS ESTRELLAS

Durante muchos años entre los pobladores del Norte de México se cuenta que hace al menos unos dos siglos unos seres provenientes de las estrellas embarazaron a varias mujeres de un pueblo remoto en el estado de Chihuahua. Estas mujeres, criaban a sus hijos, hasta que los padres extraterrestres volvían por ellos y nunca más regresaban con sus madres. En el año de 1930 una joven estadounidense encontró en las Barrancas del Cobre, un par de esqueletos enterrados en una mina, los desenterró y decidió llevarlos a su casa de campaña; esa misma noche un viento fuerte se llevó los esqueletos, dejando sólo los cráneos, uno de ellos mostraba una especie de malformación, la joven se llevó ambos cráneos a su casa donde permanecieron hasta su muerte y los cráneos pasaron a propiedad del matrimonio Young, quienes inmediatamente se dieron cuenta que la extraña forma del cráneo más pequeño no se debía a ningún tipo de malformación conocido por la Sra. Young, quien era enfermera en cuidados neonatales y como les resultó imposible proporcionar algún tipo de explicación sobre este peculiar cráneo, decidieron entregar ambos cráneos a los científicos para que ellos se encargaran de examinarlo. Entre los investigadores que por primera vez estudiaron el cráneo, que más tarde fue conocido como “el cráneo del niño de las estrellas”, se encontraban expertos en química, neurociencia y craneofisiología; después de un riguroso análisis se determinó que el cráneo más grande pertenecía a una mujer que murió entre los 20 y 30 años; por su parte, el cráneo del pequeño tenía una antigüedad de aproximadamente 900 años y que había una gran probabilidad (90%) de que se tratara del cráneo de un ser híbrido de aproximadamente 5 años, es decir, un niño mezcla de un humano y una raza hasta ahora desconocida. Aunque la mayoría de los apasionados del tema aseguran que el cráneo pertenece realmente a un niño mitad humano, mitad extraterrestre; algunos científicos consideran que este cráneo pertenece a un niño con malformaciones congénitas posiblemente causadas por hidrocefalia, braquicefalia o progeria; razón por la cual la madre quizá tuvo que aislarse junto al pequeño para protegerlo, lo que a su vez nos ayudaría a explicar el porqué de que ambos esqueletos fueran hallados juntos y alejados de poblaciones cercanas; aunque, por otro lado, los estudios de ADN realizados en 2003, demostraron que ambos cráneos no están relacionados genéticamente, es decir, que el cráneo de la mujer no pertenece a la madre del niño. Hasta ahora ha sido imposible determinar el gen paterno; sin embargo, a pesar del paso del tiempo, no ha sido posible demostrar que el cráneo sea de un híbrido y mucho menos de un extraterrestre.




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