TERROR EN LA NIEVE

La historia de hoy sucedió en 1959, en una región de la antigua Unión Soviéticay tiene como protagonista a Igor Dyatlov quien pese a sus 23 años ya organizaba viajes de exploración a las montañas más difíciles de su región entre los que secuenta el mítico pico Otorten, temido por los lugareños cercanos por extrañas leyendas de muertes asociadas al mismo, y por ello se dispuso a organizar a un grupo de diez personas. Ocho hombres y dos mujeres, entre ellos tres ingenieros y siete estudiantes de ingeniería. Los diez componentes del grupo tenían experiencia en viajes de montaña y expediciones difíciles. Provenían de buenas familias, y eran cultos, equilibrados y deportistas. A día de hoy se les consideraría deportistas de élite, y no temblaban ante la posibilidad de coronar un pico de categoría III. El día 31 de Enero el grupo consiguió llegar a la zona para preparar el ascenso, cruzar el puerto y llegar a un campamento base situado al otro lado de la montaña al día siguiente pero nunca llegaron. Durante el ascenso el grupo se vio azotado por una gigantesca tormenta de viento y nieve, y se cree que a las pocas horas se dieron cuenta de que se habían perdido, y ante la imposibilidad de dar marcha atrás en esas condiciones decidieron acampar allí mismo, aprovechando un pequeño llano de la montaña para pasar la noche. Eso fue lo último que se supo de ellos. El día 26 de Febrero de 1959, un avión militar consigue localizar los restos de la expedición. No hay huellas ni pisadas de nadie en los alrededores por lo que se descarta rápidamente la posibilidad de que haya habido algún tipo de interacción con otras personas. Los objetos personales intactos. Ni rastro de avalanchas, sin embargo, a 1.5 km justo en la entrada del bosque se encuentran los restos de una fogata y los dos primeros cuerpos a cinco metros de un voluminoso pino. Estaban congelados, pero en ropa interior y descalzos con los dedos sin la capa de la epidermis externa, como si hubiesen tenido la necesidad de escalar aquel árbol con una urgencia repentina. Posteriormente aparece una de las mujeres con el pelo grisáceo, y un tono de piel anaranjado similar a las personas que sufren accidentes radiactivos. Los demás cuerpos aparecen a 300, 480, y 630 metros de la posición de los anteriores dos cadáveres. Como si hubieran salido uno por uno en dirección a las tiendas. A uno de los cadáveres le faltaba la piel de la cara y los ojos no estaban. El análisis forense determinó que los numerosos golpes podrían haber aparecido por correr a ciegas en un bosque. Corriendo sin sentido ni orientación. Lyudmila Duvidina, una de las mujeres tenía el cuello roto, estaba boca abajo y con la cabeza metida en un lago de agua helada, no tenía ni la lengua ni la musculatura inferior de la cara. A Alexander Zoloratev le faltaban dientes, tenía el pelo grisáceo y arrugas de vejez, algo que también pudo comprobarse en otros cadáveres. Otro detalle inesperado es que las tiendas habían sido rasgadas desde el interior de las mismas, lo que indica que algo ocurrió que fue tan rápido y tan brutal como para que ni siquiera les diese tiempo a abrir los cierres de las mismas. Lo cierto es que hubo otro grupo de alpinistas a 50 km. de la zona en la ladera de la montaña que vió un grupo de esferas naranjas. OVNIS de tipo lumínico y anaranjado acercándose y flotando sobre la zona durante toda la noche y los archivos de sumario expusieron que la razón de la muerte de los miembros de la expedición se debía a una fuerza desconocida. El único superviviente Yuri Yudin, que abandonó la expedición antes de que comenzase debido a una enfermedad repentina declaró lo siguiente hace varios años: “Si yo tuviera la oportunidad de hacerle una sola pregunta a Dios, sería ¿qué pasó realmente con mis amigos allí?...






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