Era la una de la 01:23 de la madrugada, a unos 100 kilómetros
de la ciudad de Kiev, estallaba el reactor número 4 con una explosión similar
en potencia a la bomba de Hiroshima multiplicada 400 veces en lo que sería el
mayor desastre ambiental en la historia de la humanidad, a unos kilómetros de allí
en esas casas uniformes grises en la ciudad de Pripiat, la gente aun no lo sabía
y faltaban tan solo unos días para estrenar un parque de atracciones. Un grupo de muchachos de un orfanato cercano
salieron esa madrugada a mirar el cielo, en la lejanía se distinguía un punto
de luz anaranjada y de inmediato sintieron el paladar con un sabor metálico y después
la sensación de que había una lluvia, notaban la tormenta pero pasaban la mano
por su cara y no había agua, estaba sucediendo el paso de millones de partículas
subatómicas a través de todo su cuerpo.
Desde que supe de esto hay una imagen que se me ha aparecido en sueños;
un jinete sobre un caballo negro que traía en la mano una guadaña compuesta de partículas
subatómicas entre las que se descompone un cuerpo de un obrero al que ese
accidente le sorprendió dentro del propio núcleo de la central nuclear de Chernóbil
y hasta hoy en día sigue ahí. Al día de
hoy hay más de cien hipótesis de lo que paso ese día cuando una nube toxica
viajaba por todo Europa, cuentan que algunas industrias japonesas ofrecieron la
ayuda de varios autómatas o robots para hacer un trabajo imposible para humanos,
pero después de un rato estos perdían el movimiento y algunos que fueron
colocados en la azotea de esos edificios grises, se lanzaban al vacio como si
supieran que lo que había que hacer allí era simplemente suicidarse. Hoy después de 27 años este lugar es una
ciudad fantasma, aun 180 toneladas de material radioactivo se encuentran
sepultadas en ese sarcófago que como si fuera un misterio egipcio tiene también
sus dioses químicos ahí dentro encerrados con una fuerza que parece que el
hombre aun no controla del todo, afuera es una zona contaminada donde quedaron
las pastillas de jabón, los posters clavados con los futbolistas de éxito de
aquella época, los juguetes en miniatura con una contaminación que tardara
24,000 años en irse la naturaleza abre su paso, los lobos caminan a sus anchas,
los jabalís están en las avenidas y la verde vegetación ha roto las baldosas y
agrietado las paredes de aquel lugar donde el tiempo se detuvo. En este lugar el nivel de radioactividad es
100, 000 veces superior a la que admite un cuerpo humano, sin embargo hay 300
retornados viviendo nuevamente en sus hogares simplemente por que no creyeron
que fuera verdad aunque muchos han muerto.
Le aseguro hipotético lector que si se adentra en la investigación sobre
este tema corre el riesgo de que nunca lo abandone ya que se prevén miles de
muertes prematuras como causa de este accidente en las décadas futuras en todo
el mundo.
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