ESPIRITISMO

Hippolyte Léon Denizard Rivail, mejor conocido como Allan Kardec  publico en 1857 el famoso Libro de los Espíritus obra responsable de que pasara a la historia como el precursor del Espiritismo, Rivail ya había demostrado poseer una vasta cultura, sólidos conocimientos y sus obras eran las de un auténtico facultativo de la pedagogía moderna.    En la introducción a su obra Rivali asegura que empezó a recibir mensajes de ultratumba utilizando como vía a gentes comunes de todas partes del mundo que podían comunicarse con los espíritus, que a veces generaban fenómenos como un inusual movimiento de mesas como lo que sucedía en la casa de las hermanas Fox mediante trucos de ilusionismo.   En el año de 1855 el profesor Rivail fue invitado a una de estas inusuales sesiones a la hora del té y fue nada más que un espíritu el que le dio el seudónimo de Allan Kardec que significa soplo vital o respiro en latín.   Desde ese momento recorrió casi cuatro millones de kilómetros, peregrinando infatigablemente por las metrópolis más importantes y asistiendo a más de cincuenta sesiones de espiritismo de donde obtuvo gran cantidad de material para sus obras, las cuales produjeron un revuelo social que hoy en día aun se mantiene en las reuniones donde se habla de este libro.   Rivali falleció el 31 de mayo de 1869 y en su epitafio está escrito “Nacer , Morir, Renacer y Progresar sin cesar, tal es la ley.”  Sin embargo  el nuevo movimiento cultural de nombre Espiritismo empezaba a ganar nuevos adeptos y surgieron ilusionistas renombrados que se interesaron por estos temas como lo fue  Harry Houdinni quien se propuso desenmascarar a quienes vivían del dolor de la gente por sus parientes fallecidos.   Pero como era de esperar, en contrapartida, algunos prestidigitadores descubrieron que era mucho más lucrativo convencer al público de sus contactos con los espíritus, que dedicarse al entretenimiento de escena por lo que existen infinidad de nombres de viejos ilusionistas y mentalistas que se hicieron pasar por médiums o videntes, y que todavía hoy son considerados como tales.   La técnica consistía en artefactos curiosos que mediante un sutil sistema mecánico, hacían surgir extraños seres de rostro horriblemente contraído, con la enorme lengua roja hacia fuera como hoy imaginamos al demonio.    El propio David Copperfield en “Sueños y Pesadillas”, hace una sensacional emulación de muchos de estos fenómenos, esto quiere decir que ¿Si se pueden reproducir estos fenómenos por medio de simples trucos? Sí, es posible que haya explicaciones naturales y acordes a muchos aspectos de lo  sobrenatural.  Tal vez hoy se cuenta con mayores medios para descubrir fraudes y los Ilusionistas están atentos para desenmascarar estos prodigios y llevarlos a sus actos en público, pero el fenómeno natural de la muerte desde siempre ha despertado poderosamente nuestra atención pero no al grado de salir a trazar círculos mágicos en los cementerios, ni tampoco enterrar una campanilla en una fosa.   Estas son  prácticas de otros tiempos que desaparecieron a  mediados el siglo XIX, cuando se descubrió un método elegante, fácil, práctico y confortable para comunicarse con los muertos: El Espiritismo.




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