CHAMANES


Sentirse enfermo en la Ciudad de México es relativamente fácil ya que los médicos se concentran en las ciudades, pero cuando se es indígena, los médicos ignoran por completo su lengua y asi no se pueden comunicar.   El indígena piensa que aunque exista ese buen médico, a él no lo puede curar y cree que la medicina de los médicos, además de cara, es mala y la de hierbas es buena.    Las comunidades son las que  nombran a ciertas personas para ejercer el chamanismo  porque nadie es chamán porque quiera serlo, esa autoridad se la otorga el pueblo desde tiempos ancestrales, el pueblo o la divinidad a través de la naturaleza.  Según el diccionario de nuestra lengua, el chamán es "Hombre que tiene el poder de comunicarse con los dioses o curar enfermedades usando sus poderes mágicos, hierbas y productos naturales.   La palabra proviene del vocablo siberiano shaman que reúne en la identidad de hombre-dios-medicina.   Xaman, con su raíz scha, procede de saber, "alguien que sabe, sabedor, persona sabia".  Para curar sólo se necesita mucha fe, ungüentos, aceites, ventosas, cremas, compuestos, pomadas, hierbas y ese conocimiento ¿intuitivo? que se precisa para saber lo que se receta y lo que se hace con el paciente, a veces y hay que decirlo son atrocidades.   Lo ideal sería que hubiera una comunicación más cercana entre la medicina convencional y la tradicional para que todos pudieran aprender unos de otros sin discriminación, integrar ambas medicinas sería beneficioso tanto para unos como para otros, el curandero debe comunicarse con el medico y el medico con el curandero. He conocido hombres y mujeres que son muy respetados y queridos en las comunidades indígenas, en Morelos se dice que el hombre adquiere sus poderes si sobrevive a un rayo y así se convierte en chamán.   Me hubiese gustado conocer a la famosa curandera y herbolaria María Sabina, de Huautla  y saber de sus curaciones mazatecas con los hongos sagrados en Oaxaca.  Hasta el día de hoy aun me pregunto si serán verdad estas prácticas, si son el producto de  la ignorancia y el abandono convertido en superstición o es realmente producto de la sabiduría ancestral.   Lamentablemente se pueden contar historias escalofriantes referidas a los cultos, sectas, abusos, prácticas y creencias de hierberas, parteras, curanderos, medicina del campo, farmacias de productos naturales.   Recuerdo uno de Carlos Castañeda y las enseñanzas de don Juan que popularizaron a nivel mundial el peyote.   Durante mi servicio social en Michoacán, conocí a algunas parteras y curanderos que por muy poco dinero hacían su trabajo por lo que son tratados a cuerpo de rey, se les prepara mole de guajolote, también de cerdo,  caldo de res, chocolatito y su copita de mezcal.  ¿Tendrán estas parteras y curanderos verdadero conocimiento de cómo debe tratarse un parto, o una enfermedad cuando no saben anatomía y en su mayoría suelen ser analfabetos?    Existen técnicas para meditar de muchos chamanes, como son la meditación Yaqui, la Olmeca que les permiten pasar días y días sin dormir recorriendo lugares desconocidos por el universo, famosos son sus viajes astrales que le sirven para curar a los que van a consultarlos.  Estos chamanes aseguran que se conectan con el mundo invisible habitado por pastores y trabajadores del tiempo y así adquieren sus conocimientos y los transmiten hacia los demás, especialmente a los que piden su ayuda.    Podemos imaginarlos durante la noche hablando con los Dioses directamente o también observando las estrellas para después dormirse y en la mañana recoger sus sueños que tendrían que ver con el futuro de sus consultantes. Y todavía existen los que tienen el don de saber lo que le ocurrirá a las persona cuando se sienten mal, con sólo mirarlas, lo saben todo y después los curan conservando la herencia curativa de padres a hijos.
 
 

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