LOS NIÑOS VERDES

Corría el siglo XII, durante el reinado del rey Esteban de Blois, cuando sucedió una extraordinaria historia procedente del pueblo ingles de Woolpit, en Suffolk. Se contaba que durante la época de la cosecha, mientras los segadores trabajaban en los campos, dos niños salieron de unos pozos que se usaban para cazar los lobos, un niño y una niña que vestían ropas de extraños colores, pero lo que hacía realmente especiales era el color verde de su piel. Los llevaron a la ciudad donde una multitud se congregó en torno a ellos que no dejaban de llorar. Durante varios días los niños rechazaron toda la comida que se les ofrecía, hasta que finalmente, les dieron unos guisantes crudos que los niños que devoraron rápidamente y ese fue su único alimento desde entonces. Un año después el niño cayó enfermo y murió. La niña tuvo más suerte, creció fuerte y pasó el resto de su vida en la zona. Con el tiempo, el color verde fue desapareciendo de su piel y su aspecto pasó a ser similar al del resto de la gente normal. Se adaptó a la nueva vida y fue bautizada. Cuando aprendió inglés empezó a responder a las frecuentes preguntas que le hacían sobre su origen. Sus respuestas siempre fueron bastante vagas y no hicieron sino aumentar el misterio. Según su versión, venían de un lugar llamado la Tierra de San Martín, donde no había sol, sólo un crepúsculo permanente, y donde todos los habitantes eran como ellos, verdes. La niña fue incapaz de indicar el lugar exacto donde se encontraba esa Tierra de San Martín, aunque dijo que desde ahi se podía ver otra tierra mucho más luminosa, al otro lado de un “río importante”. Según su versión, el día que aparecieron en Woolpit, ella y su hermano habían estado siguiendo los rebaños de su padre y se habían adentrado en una caverna, donde oyeron el sonido de campanas. Atraídos por el sonido, recorrieron la caverna durante un buen rato hasta que llegaron a una salida diferente de por la que habían entrado. Al salir, la luz del sol les cegó inmediatamente, tampoco encontraron habitual la temperatura del aire. Según afirmaba la niña, aturdidos un poco por todo, caminaron sin rumbo hasta que el ruido de los segadores les asustó e intentaron volver a la cueva, aunque fueron incapaces de encontrar su entrada y acabaron siendo atrapados. Se conoce una historia similar del año 1887 en España, concretamente en el pueblo catalán de Banjos, que fue recogida por Jacques Bergier en sus Extraterrestres en la Historia, es prácticamente la misma, unos agricultores encuentran dos niños extraños llorando a la entrada de una cueva. Los niños también hablan un idioma extraño, que ni los habitantes del pueblo ni los expertos venidos de Barcelona son capaces de entender. De hecho, los túneles secretos y los pasajes subterráneos son de por sí muy frecuentes en mitos y leyendas. O los guisantes, que son considerados tradicionalmente la comida de los muertos. El mismo color verde es un color que es a menudo asociado con lo sobrenatural, ya sea con extraterrestres, gnomos o duendecillos. El color de los niños podría ser explicado por un tipo de anemia provocado por una dieta deficiente llamada clorosis, y que es también conocida como la “enfermedad verde” por el tono verdoso que adquiere la piel de los que la padecen. Sin embargo cabe la posibilidad de que jamás existieron, sino que todo es simplemente se trata de una leyenda… Usted juzgue amable lector.


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