EL DIABLO

Pese a lo mucho que se ha escrito sobre algunos temas, estos constantemente se han ido renovando ya que por más que la tecnología está en nuestro día a día aun nuestra mente sigue conservando aquellos miedos que aparecieron desde el principio de los tiempos.   Carl Gustav Jung uno de los más sagaces y picaros investigadores que se han dedicado al inconsciente a descubrir porque los humanos fabricamos otras realidades más trascendentes  llego a la conclusión de que el diablo sigue aquí tan campante y xenoglósico como en la edad media.   La iglesia insiste que es un ser real, y creo que tienen razón, no existe, pero es real o quizá no es real pero existe.   Estos dos conceptos son tan ambiguos que terminamos en la necesidad de utilizar instrumentos objetivos que nos digan dónde acaba uno y empieza el otro ya que aquello que no podemos ver y percibir no deja de ser subjetivo y aquí la contradicción porque si es subjetivo seria licito dudar de su realidad,  por ejemplo nuestras emociones no se manifiestan en esa realidad que miden los instrumentos, no son tangibles, no desplazan objetos ni quedan impresas en bandas magnéticas o agitando las agujas de un osciloscopio, sin embargo ¿Quién podría afirmar que no existen?  Es nuestro inconsciente una gran fábrica de arquetipos y tal vez nosotros hemos inventado al diablo o quizá este ha estado siempre allí esperando que lo inventáramos para manifestarse de una vez por todas…


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